Las
palabras no se las lleva el viento,
las
palabras dejan huella, tienen poder e influyen
positiva
o negativamente.
Las
palabras curan o hieren a las personas.
Cuida
tus pensamientos, porque ellos se convierten
en
palabras, que marcarán tu destino.
Piensa
muy bien antes de hablar,
cálmate
cuando estés airado o resentido,
habla
cuando estés solo en paz.
De
las palabras depende, muchas veces,
la
felicidad o la desgracia,
la
paz o la guerra.
Una
cometa se puede recoger después de hecharla a volar,
pero
las palabras, jamás se podrán recoger
una
vez que han salido de tu boca.
Las
palabras tienen mucha fuerza, con ellas podemos destruir
lo
que hemos tardado tanto tiempo en construir.
Las
palabras insultantes o despectivas
nunca
han creado algo edificante.
Con
el uso de expresiones agresivas, lastimamos
a
las personas provocando heridas y dolor.
Las
palabras son la manifestación de nuestro mundo interior,
al
cuidar de nuestro lenguaje, purificamos nuestro mundo interior.
Muchas
enfermedades son el producto de nuestros pensamientos
La
violencia, las mentiras, el resentimiento y tantas cosas,
existen
y conviven con nosotros en este mundo.
Una
palabra amable, puede suavizar las cosas.
Una
palabra alegre: puede iluminar el día.
Una
palabra oportuna: puede aliviar la carga.
Una
palabra de amor: puede curar y dar felicidad.
Una
palabra irresponsable: puede traer discordia.
Una
palabra cruel: puede arruinar una vida.
Una
palabra de resentimiento: puede causar odio.
¡Las
palabras son vivas!
Bendicen
o maldicen, alientan o abaten, salvan o condenan,
cuida
tus palabras,ellas tienen poder, habla de tal manera
que
en tu alma y en la de los demás, quede paz.